jueves, 20 de marzo de 2008

Los bebés sietemesinos, residuos humanos sin derecho a entierro.

Si un bebé sietemesino muere 10 minutos antes del parto, irá a la basura; si muere 10 minutos después, será enterrado.

El nuevo reglamento que prepara el ministro de Salud, Bernat Soria, aguijoneado por la patronal del aborto en España es, como tantas leyes sobre el aborto, una fuente de paradojas.

Hasta ahora, la ley española obligaba a enterrar o incinerar (como a cualquier otro cadáver) a los cuerpos sin vida resultado de abortos (naturales o provocados), así como a los restos humanos de "suficiente entidad", es decir, piernas, dedos, pies amputados, etc...


Esta niña tan guapa se llama Sofía, nació con 25 semanas de gestación. (http://www.aprevas.org/)

El nuevo reglamento que preparan Bernat Soria y el gobierno socialista quiere tratar como "residuo" a los bebés de hasta 29 semanas. Es decir, no se enterraría o incineraría, sino que se trataría como un coágulo de tejido o unas gasas ensangrentadas.

Se dan paradojas absurdas. Por ejemplo, si el bebé sietemesino sale muerto (de forma provocada o no) del interior de su madre, será un residuo: nada de entierro. ¿Y si su madre pide enterrarlo? La ley no lo contempla: la ley dice que sería un residuo.

Pero si el niño sietemesino sale vivo, y se muere al cabo de un rato... ¡ya tiene derecho a entierro! Es el mismo bebé, pero morir dentro o fuera de la madre la da un status u otro.

Además, mientras los bebés seismesinos o sietemesinos pierden su derecho a entierro, la ley sigue obligando a enterrar miembros amputados: se entierran e incineran dedos y brazos, mientras que se echarían bebés a la basura.

Por otro lado, está el debate sobre los bebés que sobreviven al aborto provocado. Se calcula que unos 170 bebés en España nacen vivos cada año a pesar del esfuerzo del abortista. En Italia 4 facultades de Medicina hicieron recientemente un manifiesto pidiendo que se salve la vida de estos "supervivientes al aborto".

La Guardia Civil investiga en Madrid si los fetos encontrados en la basura de Clínica Isadora tenían aire en los pulmones, es decir, si murieron fuera de la madre. Por lo general, los abortistas dejan morir a estos bebés. Lo que menos les interesa es correr luego con los gastos de entierro o incineración.

Precisamente para evitar esos gastos funerarios que les ocasiona la ley de agosto de 1974 es por lo que la patronal ha presionado al ministro Bernat Soria. Además, queda muy feo ver salir los furgones fúnebres cada día de la clínica abortista. En Isadora pasan por la noche a recoger los cadáveres.

Todo en el negocio del aborto pasa por una doctrina: no ver. No ver las ecografías. No ver cómo es un aborto. No enseñar el bebé a la madre. No sacar en televisión cómo se hace una interrupción del embarazo. No ver lo que se hace con los cuerpos. No ver qué pasa después con las madres. En la Sociedad de la Imagen, el aborto no quiere cámaras.

2 comentarios:

Hernán Vásquez Villanueva dijo...

Lo felicito por todos sus blogs. Un cordial saludo desde Viña del Mar, Chile

Anónimo dijo...

Me `parece muy importante que el gobierno se preokupe mas por estos sobrevivientes al aborto y piense en invertir dinero en dar calidad de vida a estos niños ademas, si " Dios nos da la vida , quienes somos para quitarsela"